Después de 4 días de descanso, y de un cambio de sede que no fue, finalmente nos reencontramos en la entrada del centro, las 14 mantitas del grupo y Eva, nuestro flamante nórdico de plumón.
La desorientación nos carcomía, un poco por saber en dónde íbamos a tener la clase, y otro tanto por dar comienzo a la primera sesión con Fátima, la encargada de darnos un pantallazo sobre enfermería y Primeros Auxilios.
Una vez más, gracias a Paloma, se solventaron los problemas técnicos con el cañón y demás enseres, para dar comienzo a la carnicería.
He de decir, que tanto Nuria como Lara, tuvieron una de esas tardes interminables, en las que el tema no sólo no seducía, sino que, además, las compungía.
Si bien la utilidad de conocimientos sobre Primeros Auxilios es recomendable para todo el mundo, también es cierto que algunas personas no somos aptas para asimilar imágenes con contenidos de alto riesgo para aprensivos.
Sin embargo, como somos personas con recursos y muy versátiles, decidimos hacer de tripas corazón, y nos inmiscuimos en el tema con la mayor buena predisposición.
La teoría comenzó, luego de un pequeño sondeo sobre nuestros conocimientos relacionados con el tema. Lo que quedó claro, es que de nuestro grupo, solo una minoría tiene idea sobre Primeros Auxilios.
Así que, sin chistar, nos pusimos a aprender y, como diría Jose, a desaprender.
Hablamos de la tanatoestética, y de los beneficios económicos de maquillar cadáveres. Recordamos las posturas de seguridad, el protocolo del P.A.S y nos enteramos de las 10 reglas básicas de actuación, ante una emergencia.
También aprendimos qué es el “dolor pre-cordial”, y en el momento pensé que sería algo parecido a lo que vamos a sentir cuando se acabe el curso (sí, una especie de dolorcito en el corazón). Pero de despedidas y finales, hablaré después.
Entendimos a qué se refieren en sanidad cuando dicen que “no hay que luchar contra lo imposible”, gracias a una foto de un cuerpo decapitado, en vano proceso de resucitación.
Diferenciamos “urgencia” de “emergencia”, los “tipos de pulso corporal”, aprendimos el concepto de “catalepsia” y hasta ahí, dentro de lo que cabe, iba todo bien...
Excepto para Nerea, que exclamó muy convencida que a ella, llegado el momento, la tendrán que enterrar con el móvil encendido y con la batería bien cargada, porque nunca se sabe.
Después, nos pusimos un poco violentos… clavamos uñas con fuerza y retorcimos pezones con la única intención de generar dolor en nuestras víctimas imaginarias.
Ahora conocemos conceptos como “estertores”, que para grabarnos bien su significado, se lo puede comparar un poco, con una tos de perro asmático….
También fuimos advertidos de que el oído, en una persona inconsciente o en coma, es lo último que se pierde, por eso hay que andarse con cuidado con los comentarios que hacemos ante una situación así.
Fueron surgiendo más palabras con significados nuevos, tales como “herida inciso contusa”, o pedazo de agujero en la carne, “otorragia” o “epistaxis”, que en ambos casos, nos referimos a distintos tipos de hemorragias.
Una vez llegados al momento más gore de la tarde, empezamos a hacer diagnósticos clínicos de fotos con diferentes patologías.
Entendimos que no queremos “heridas sucias” para coser, y que en todo botiquín es muy útil tener unos “steryl sticks”, o puntos que se pegan, que es más fácil en castellano.
El hervidero de cerebro provocado por tanta información sanitaria, se vio aliviado con la llegada del recreo, la visita de Eva y los dulces ya arraigados a nuestras costumbres de grupo.
No me confundan, no me quejo de la clase de primeros auxilios ni de su beneficio, pero sí reconozco que nos resultó bastante dura, y por eso, creo que hasta hoy, no habíamos necesitado tanto el glorioso momento del descanso.
Vueltos al tema, pasamos a las “quemaduras”, el “estreñimiento” y los activia, la “aerofagia” y las “hemorragias en sábana”, que traducido, es algo así como la elevación de los miembros debajo de la sábana. Lo que no me quedó claro es, si la elevación es de los miembros en cuanto extremidades, o “del miembro”, elevado debajo de la sábana.
Nos detuvimos en las quemaduras, ya sean eléctricas, por calor, escaldadas o químicas, el punto es que las imágenes son horribles, sean de la clase que sean.
Entre tanto hablar del tema, nos contaron que un Señor llamado Wallace (no el de falda escocesa que grita “freedom”, sino uno dedicado a la enfermería), seccionó el cuerpo humano en porcentajes, y decidió que la zona del periné, es tan sólo un 1% del cuerpo de un hombre. Seguramente, muchos discrepen con ello….
Vimos fotos de “tejido vicioso”, y alguno soltó que era como el embutido para el cocido, y por mucho que queríamos ser más serios, después de ver una imagen de un pene achicharrado, la situación ya no pudo volver a controlarse…
Nuestros hombres del grupo sufrieron, y seguramente, recordarán eso de que “una imagen vale más que mil palabras”, cada vez que con nostalgia recuerden esta tarde.
Ya hacia las 20.15, y una vez descarrilados, hablamos de viejitos verdes en residencias yendo de crucero con bellas cuidadoras, y tan sólo llegamos a una conclusión: “con la comida no se juega. Comer una pizza 4 quesos, de ahora en más, ya no será lo mismo”.
Ese final, para la columna de ayer.
Ahora… debo mencionar que estamos llegando a otro final, el de nuestro curso. Y no pienso hablar mucho al respecto, sólo los voy a dejar con una frase robada, con la que intento resumir mi actitud para con ustedes, una vez llegada la disolución del grupo:
“Sí, es verdad que partiste.
Pero nunca abandonaste”.
Mariana
Bravo!!! dulce Mariana. Preciosa y dificil columna, te has superado con creces.
ResponderEliminargracias Cris.. me hace muy bien que siempre estés tan presente.
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